jueves, 5 de abril de 2007

Autopoiésis. El dialogo cuantico.

La autopoiésis es una forma mística y amorosa de inspiración, en la cual nadie juzga a los demás y todos hablan sobre sus percepciones, sin temor a estar equivocados o parecer estupidos. Durante la autopoiésis, una de las manifestaciones de temor es ahogar nuestros pensamientos cuánticos, o los de otra persona, en verborrea clásica. Esto se puede evitar considerando las diferencias indicadas anteriormente entre pensamiento clásico y cuantico y no comunicando nuestros pensamientos si vienen de nuestra memoria. Los pensamientos originales los rechazamos dos veces hasta que vuelvan una tercera vez y nos sintamos completamente obligados a expresarlos. A nadie deben preocuparle los períodos prolongados de silencio. Pues durante la autopoiésis es mejor estar en silencio que permitir que el cerebro clásico se apodere de la escena. Lo que buscamos es una eventual interacción, completa y armoniosa, entre el cerebro clásico y el cuántico. Al principio el cerebro clásico teme al cuantico. Pero no debemos hablar para demostrar cuan hábiles o profundos somos, sino únicamente para comunicar un pensamiento original e importante que creemos ayudará a incrementar la creatividad de los otros en el grupo. El compromiso ético con los demás ayuda a liberar el cerebro cuántico. Si somos pacientes y éticamente motivados, los pensamientos, imágenes y preguntas cuánticas llegarán eventualmente a nosotros.

Para que la autopoiésis funcione se requiere paciencia. Estimo que para lograr un resultado creativo, importante e irreversible son necesarios dos años practicando autopoisis dos veces péor mes. No es probable que alguien necesite más de cuatro años. "Irreversible" significa que nuestro temor no logrará jamás volver a dominar nuestra ética. No significa que una persona ha dominado todo temor. Sin embargo, los efectos de la autopoiésis seran sentidos, con bastante intensidad, por cerca del 75 % de las personas que la intentan, y hayan pasado por la sincronización cerebral con el octeto, descrita anteriormente. Esta es una experiencia, no necesariamente una transformación. Recuerden, buscamos sólo acción creativa. Las experiencias significativas son sólo un efecto secundario trivial.

Casi un 25% de quienes intentan la autopoiésis no sienten efectos, aún después de repetidos intentos. Para ellos es una experiencia neutra. Algunas de estas personas, si no están muy asustadas, aún pueden contribuir a la autopoiésis de otros simplemente participando en el proceso, sin decir nada. La única parte verdaderamente difcil de la autíopoiésis es aceptar lo extraño del proceso y en primer lugar, intentarlo. Se hace así:


Autopoiésis Practica

Los ocho se sientan en un círculo lo más estrecho posible, alternando hombres y mujeres, cada uno con las manos y los pies descubiertos. Cada uno toma de la mano a las dos personas sentadas a su lado y toca con cada pie el pie de las dos personas del sexo opuesto sentadas al frente suyo.

Esto sincroniza el más primitivo de nuestros cuatro cerebros, el cerebro de pez, en un flujo óctuple de información mediante el tacto. Cada persona en el octeto está tocando a cuatro personas del sexo opuesto. El cerebro de pez empezó a evolucionar mucho antes de que nuestros antepasados tuvieran narices, orejas u ojos y la forma principal de intercambio de información para este cerebro es el tacto. El tacto es también la única forma de comunicación que no parece producir incoherencia y confusión cuando ocho personas se comunican simultaneamente entre sí en tiempo real.

La autopiésis se facilita (si bien esto no es esencial) al tocar música suave durante el proceso la cual aumenta la coherencia, . El Arte de la Fuga es la música ideal, dado que expresa el proceso de la autopoiésis evolutiva, la cual conduce a siempre nuevas y mayores jerarquías de evolución, mediante saltos cuánticos de cuatro pares complementarios. Es un mandala musical. Si alguien expresa disgusto por el Arte de la Fuga es mejor no tocar música, si bien una persona así probablemente nunca podrá practicar con éxito la Transformacion Creativa. El Arte de la Fuga es una prueba de la apertura de nuestra conexión cuántica.

Se produce coherencia adicional cuando: (1) todos los participantes, conscientemente, deciden por consenso concentrarse en un solo problema durante la autopoiésis y (2) antes de empezar la autopoiésis, todos los participantes atacan el mismo problema clásicamente hasta que nadie en el octeto tenga más ideas clásicas sobre el tema.

Hay muchas otras posibilidades para mejorar la coherencia, desde leer y comprender los poemas y concentrarse en el símbolo de la Transformación Creativa (pág.), hasta seguir la propia inclinación. Todos los participantes deben sentirse libres para experimentar, con el proceso mediante consenso.

Con la práctica la autopoiésis se hace cada vez más fácil, requiriendo cada vez menos esfuerzo para que el octeto logre pensamientos cuánticos coherentes. Sospecho que eventualmente el contacto físico podría no ser necesario. Estamos trabajando en una nueva técnica que integra al octeto autopoiético por resonancia electromagnética en la frecuencia cerebral en vez del contacto físico. Al iniciar la integración mediante el tacto la principal dificultad es simplemente estar cómodos. Todos los miembros del octeto deben estar tan relajados y cómodos como sea posible. Hemos encontrado que la mejor forma de lograrlo es tener ocho sillas pequeñas pero confortables con buenos apoyos dorsales, formando un pequeño círculo. No traten de mantener las manos en el aire sino descansando en sus piernas o sobre las del compañero. Si usted y las dos personas de distinto sexo opuestas a usted tienen problemas para tocarse los pies, cambien el círculo, de modo que las personas con piernas más largas, se sienten opuestas a las de piernas más cortas. Experimenten hasta que se sientan cómodos. Después de un tiempo podrán sentirse cómodos todas las veces.

Una vez iniciada, la autopoiésis continúa sin emitirse palabra hasta que las personas comienzan a tener respuestas nuevas y genuinas (insights), para la resolución del problema planteado. En ese punto, las personas que están teniendo las respuestas (insights) en estado de autopoiésis las manifiestan a los otros del grupo o hacen preguntas. Juntos resuelven el problema por medio de consenso. Si nada ocurre, nada se dice; hay que relajarse, no hay que tratar de forzar el proceso.

Generalmente toma entre cinco y quince minutos para que el octeto logre pensamientos cuanticos coherentes; pero puede demorar más. El sentido del tiempo de los participantes es muy distorsionado; a menudo el tiempo parece correr mucho más rápidamente una vez que se logra la coherencia cuántica. Pero al principio, muchas personas sienten temor de estar fracasando si no hablan. Cuando esto sucede, siempre piensan o, peor aún, hablan desde el cerebro clásico. El temor siempre activa al cerebro clásico, nunca al cuántico. Por lo tanto, haga lo posible por guardar silencio en la autopoiésis hasta que aprenda a distinguir entre los pensamientos cuánticos y clásicos. Al lograr pensamientos cuánticos no podrá usted guardarlos para sí, pues regresaran cada vez con mayor fuerza, hasta que los exprese, al tercer regreso de los pensamientos totalmente originales. Entonces desaparecen y nuevos pensamientos o imágenes tomarán su lugar. Cuando tenga una imagen visual o auditiva, descríbala. Estas también son parte del proceso. No tiene nada de malo que todo el octeto permanezca en silencio y sin decir una palabra. No hay forma de fracasar mientras todos estén comprometidos a jugar al Juego de la Vida.

Recuerden que el objetivo no es hablar sino hacer todo lo posible para ayudar a los otros siete del octeto a maximizar su creatividad. Simplemente, al participar sin temor en la autopoiésis, están contribuyendo a la transformación creativa propia y de otros. Siempre tendrán éxito en ésto si dejan que su conciencia, en vez de su temor, los guíe. Se darán cuenta de que su creatividad se incrementa aún en las áreas aparentemente no relacionadas de su vida simplemente si participan lo mejor posible a la autopoiésis, aunque sea sin decir una palabra. Eventualmente, las palabras llegaran a ustedes si dejan de temer que no vengan. Recuerden, no están en forma alguna obligados a decir una sola palabra.

Si su temor los impulsa a hablar y demostrar cuán hábiles o sabios son, o incluso a hacer bromas, resistan ésto. Concéntrense en lo que pueden decir o hacer para ayudar a los otros siete a ser más creativos. Olvídense de su ego. Si no se les ocurre nada o si dudan que sus pensamientos son cuánticos, no digan nada; de todos modos los otros siete estarán concentrados en usted, comunicándose a través del tacto. Esta es la forma en que la autopoiésis funciona en todos los niveles de la evolución. Toda autopoiésis representa una nueva forma de comunicacion entre entidades evolutivas que han alcanzado ya un cierto nivel de comunicación.

A veces es difícil lograr que ocho personas se junten en un lugar a una hora. Traten de acomodar a todos, pero si esto no es posible, subconjuntos del octeto deberán reunirse al menos cada tres semanas. Esto se debe llevar a cabo aun si sólo dos personas se juntan. Sin embargo, traten de no reunirse con más frecuencia que cada quince días. Esto ejerce demasiada presión sobre los participantes. La experiencia debe ser agradable y no obligatoria. Es juego, no trabajo. Si la autopoiésis parece más trabajo que juego, podría ser mejor retirarse por un tiempo. La autopoiésis no es para todos. La efectividad de la autopoiésis del grupo es en función del nivel de temor de los participantes, del porcentaje de participante de cada sexo y de su compromiso colectivo con el Juego de la Vida.

La autopoiésis termina cuando algún integrante así lo desea, sin que se hagan preguntas ni formulen juicios sobre la persona que solicitó terminar la autopoiésis. Sólo las asociaciones mutuamente voluntarias son creativas. Haga todo lo posible por no juzgar las contribuciones de otros. Generalmente la autopoiésis dura cerca de media hora, rara vez mas de una hora. La autopoiésis más larga que he presenciado duró dos horas. Siéntase libre para experimentar e innovar con el proceso. Recuerden, no se debe convertir en un ritual. El hecho de que se comuniquen cosas completamente diferentes cada vez, lo hace poco apropiado para convertirse en ritual. La forma de tocarse es sólo una técnica de comunicación cuantica. Puede haber técnicas mejores. El único objetivo es producir una comunicación sincronizada, en tiempo real y coherente, entre los cuatro cerebros pareados complementarios de los ocho participantes. Todo lo que optimice este proceso es correcto. Puede haber varias estrategias optimizadoras que an núo hayamos descubierto. La autopoiésis no es magia; es solo un componente en la Transformación Creativa.

La información producida por la autopoiesis al principio es puramente metafórica, y segun el octeto va entrando más en el Estado Etico se va haciendo siempre menos metafórica y más y más coherente. Por varios meses se debe de grabar y luego transcribir la autopoiesis, y después todos lo interpretan por consenso. El objetivo crucial es la sincronización de los cuatro cerebros mediante la ética, el amor, la disminución del temor y la forma de autopoiésis que funcione mejor para cada quien. Si se fracasa en los tres primeros pasos, se fracasará en la autopoiésis. He tratado de modificar esta peculiar forma de autopoiésis, debido a que tanta gente teme tocarse con los pies. Este es un temor que no puedo comprender, dado que muy pocas personas temen tomarse de las manos. Siempre he encontrado que todas las variantes intentadas son menos efectivas que la forma indicada. No tocarse los pies parece reducir la efectividad en un 50%.

Los hombres y las mujeres, están muy encajonados en una forma de pensar propia de la estructura cerebral de su sexo. Estudios recientes en embriología y neuroanatomía, indican que hombres y mujeres tienen cerebros muy diferentes (complementarios) (877-904). Cada uno tiene algo que el otro sexo necesita, más al nivel mental que sexual. Al tocar cada uno simultáneamente a cuatro personas del sexo opuesto, se comunica esta complementariedad de diferencias de origen sexual. Muchas personas experimentan, por primera vez, que pueden desarrollar las perspectivas del otro sexo. Evidentemente, esto no sucede fuera de la autopoiésis simplemente al tocar a otras personas del sexo opuesto. Rara vez las personas tocan a tres o cuatro individuos del sexo opuesto en un contexto ético y amoroso. Esta dualidad de perspectiva, mediante la cual cada uno se hace simultáneamente masculino y femenino a nivel mental, (un concepto cuántico), mejora la autopoiésis y la creatividad del grupo. Por ello necesitamos tocar a una persona del sexo opuesto, por cada uno de nuestros cuatro cerebros. Cada célula en nuestro cuerpo refleja tanto nuestras diferencias como nuestra complementariedad sexual.

El consejo práctico más importante que puedo darles sobre la autopoiésis es: no traten de controlar el proceso, fluyan con él y dejen que los afecte. El proceso es el producto de las ocho personas y no le pertenece a ningún individuo. Cada miembro del octeto es un poravoz igual para todo el octeto. Todo lo que hagan como octeto debe ser por consenso del 100%, no por fuerza de la personalidad o voto mayoritario. La autopoisis ayudara; a producir el consenso.

A todos los niveles, la autopoiésis es un recordatorio dinámico de que no podemos evolucionar solos. Toda inteligencia es colectiva, desde la colectividad de nuestros cuatro cerebros a la colectividad de los billones de células que forman nuestro cuerpo, a la colectividad de moléculas que forman cada célula. A su vez, Dios es el proceso supremo y colectivo de autopoiésis, producido por todos los seres del universo que crean a Dios, mientras él los crea. En la misma forma, debemos estar conscientes que no podemos ser morales solos, sino sólo ayudando a otros a ser seres morales por si. Maximizamos nuestra creatividad individual al tratar de maximizar la creatividad en otros. Esto es autopoiésis. Esto es lo que significa amar.

Por mucho que otros nos amen, sólo recibimos el amor que damos. Nos beneficia mucho mas el amor que damos que el que recibimos. Esto es lo que quería decir Jesús cuando afirmó repetidamente que su único mandamiento era amarnos los unos a los otros como él nos había amado. El amor es la extensión de toda autopoiesis.

El temor

Lo mejor que hemos logrado en nuestros seminarios y talleres es ayudar a la mayoría de la gente a reconocer que cada vez que actúan en forma destructiva, están funcionando por causa del miedo. El temor siempre causa que las personas provoquen aquello que más temen. El temor siempre se origina en la creencia de que no podemos manejar creativamente la situación que causa el temor. En la medida que el proceso de transformacion creativa continúa, los octetos ayudan a sus miembros a enfrentar y vencer sus temores. Quienes no pueden enfrentarlos, se van. Desafortunadamente, son la mayoría de los participantes.

Hasta ahora, la evidencia experimental indica que el proceso de Transformación Creativa funcionará para cualquier persona que no esté demasiado temerosa.

Los mayores temores han sido en renunciar a sistemas de creencias aparentemente rígidos y engañosos, esto es, falsos paradigmas. Los cuales orientan a las personas, proporcionándole a su ego un sentido de valor personal e identidad falso. Los peores de estos sistemas son los de los especialistas místicos, quienes parecen estar totalmente abiertos a casi cualquier tipo de tonterías y sin embargo están cerrados a la retroalimentación científica, sin importarles la evidencia objetiva. No tuvimos problemas en reclutar especialistas místicos para nuestros experimentos, pero a largo plazo nunca hemos tenido éxito con aquellos que rechazan el método científico como algo que no tiene relación con sus experiencias místicas. Los especialistas místicos parecen invariablemente más interesados en lo que experimentan subjetivamente que en lo que logran realizar en el mundo objetivo. Al parecer, las personas que obtienen su identidad a partir de sus creencias (paradigmas) y no de sus acciones éticas objetivas, siempre experimentan demasiado temor para tener éxito en la Transformación Creativa. Recuerden que la ética está basada en fines, no en creencias, y que no es ético estar seguro.

El temor más pernicioso parece ser el abandonar modelos falsos de la identidad personal de cada uno basados en el ego. Irónicamente, estos modelos falsos destruyen la creatividad de las personas y las hacen aún más destructivas. El sistema más común y más destructivo de creencias falsas que he encontrado entre nuestros participantes -y hay muchos otros sistemas- es la creencia que la persona es una víctima inerme del entorno y que otras personas y la mala suerte le han impedido ser más creativo. Creen que si alguien les diera una oportunidad, podrían ser creativas. Creen que las oportunidades son brindadas por los demás, no creadas por ellos mismos.

Con esta creencia, que llamo "paradigma de la víctima", las personas están negando su libre albedrío y su conexión cuántica con Dios. También están violando la primera regla en el Juego de la Vida. No hay nada más destructivo que pueda hacer una persona a si misma. Las personas que no pueden aceptar el 100 % de la responsabilidad de su vida y las consecuencias de sus acciones y omisiones, y asumir que todo lo que les ocurra es auto provocado, nunca serán transformados creativamente.

Estas personas generalmente reciben retroalimentación negativa en el proceso y dejan el octeto, sin importar cuán amorosamente se les de la retroalimentación negativa. Nunca he sabido de una persona muy creativa que sufran del "paradigma de la víctima". Nunca he conocido a una persona no creativa que no lo sufra.

Todos podemos librarnos de él, asumiendo la responsabilidad por nuestra vida. La manera más fácil de lograr esto es escoger jugar al Juego de la Vida. Ciertamente, está en nuestro poder el escogerlo. Todos podemos rechazar al temor como motivación. Esto es lo que nos hace humanos.

Las personas que tienen miedo, pero no en exceso, pueden con el tiempo vencer su temor mediante el proceso de la Transformación Creativa. La línea divisoria del temor entre aquellos que tienen éxito y los que fracasan en la Transformación Creativa, parecen ser las personas que pueden vencer el "paradigma de la víctima" y hacer un sincero compromiso de jugar al Juego de la Vida. De otra forma, su temor es demasiado grande. Cualquier persona que pueda honestamente comenzar el proceso de Transformación Creativa y persistir en el eventualmente logrará vencer el temor y tendrá éxito total. No es necesario creer en el proceso para tener éxito. Sólo hace falta tener paciencia y no tener miedo, especialmente de la retroalimentación negativa.

La última sincronización cerebral, ocurre debido a la autopoiésis misma. Esta trabaja directamente en el cerebro más primitivo de los cuatro. Simultáneamente, la autopoiésis contribuye a la sincronización de los otros tres cerebros, siempre que los tres pasos previos se hayan dado aún en un mínimo grado. En la medida que progresa la autopoiésis, ésta se cataliza a sí misma, haciendo a las personas (l) más eticas y creativas, (2) más amorosas hacia los demás, dentro y fuera del octeto, (3) menos temerosos de las situaciones y de los demás, (4) produciendo una cantidad creciente de "sincronicidad" en la vida de cada persona.

En la autopoiésis los ocho miembros individuales del octeto integran su conexión cuantica individual en una sola conexión cuántica colectiva que sirve como un lente compuesto para enfocar la infinita información que fluye desde el mundo cuántico en una imagen finita dentro del universo local. Cada uno de nosotros usa la conexión cuántica para proyectar, mediante el lente de nuestra imaginación, una imagen, finita y aleatoria sobre nuestra inteligencia (nuestro cerebro clásico) desde una fuente infinita de información. Mientras más profunda y amplia sea nuestra inteligencia y mayor nuestra ética esta proyección será más importante y menos aleatoria. Nuestra inteligencia determina la profundidad y amplitud de la proyección; nuestra ética, determina la importancia, relevancia, coherencia y fidelidad de la proyeccin. Asi es como creamos, C = IE. En la autopoiésis llevamos ésto a cabo colectivamente dentro del octeto y proyectamos la información cuántica en forma más precisa y profunda que lo que le es posible o comprensible para cualquier individuo. En la autopoiésis debemos distinguir entre la información que viene de nuestro cerebro cuántico y la que viene de la memoria.

Nuestra memoria es parte del ego y nuestro cerebro clásico. Es un componente de nuestra inteligencia. En el mundo objetivo, no podemos ser efectivos si no usamos nuestro cerebro clásico. No podemos ser creativos, sin usar nuestro cerebro cuántico. El cerebro clásico consiste primordialmente de los tres cerebros inferiores y parte de la neocorteza. El cerebro humano cuántico está totalmente en la neocorteza, principalmente en los lóbulos frontales, si bien como dijimos antes, hay conexiones cuánticas de orden inferior en todos los otros cerebros y en las neuronas mismas, hasta llegar al ADN.

El cerebro clásico aprende por condicionamiento o bajo la dirección del cerebro cuantico. El cerebro cuántico siempre sabe. El cerebro clásico, una vez que aprende como resolver un problema, siempre desea repetir la misma solución, una y otra vez, en cada oportunidad que encuentra un problema similar. Esta conducta repetitiva y no creativa, ocurre porque el cerebro clásico incluye el complejo R, reptiliano, y está sujeto a ser gobernado por el temor. El cerebro clásico es muy confiable y casi siempre da buenos resultados, a menos que enfrente una situación radicalmente nueva que necesite creatividad. El cerebro cuántico es un generador aleatorio de informacion verdadera. Se hace cada vez menos aleatorio, en la medida que somos más éticos. Esto significa que en la medida que aumenta nuestra ética, podemos imaginar exactamente la información verdadera que necesitamos, cuando y en la medida que la necesitamos. Sin embargo, nunca podemos depender totalmente en nuestra Imaginación (G), dado que no podemos aumentar la Etica (E) si no incrementamos también la Inteligencia (I), haciendo todo lo posible para aprender, enseñar y crear.

El Diálogo Cuántico

A fin de preparar a la gente para la autopoiésis efectuamos un ejercicio que llamo el "diálogo cuántico", que en parte aprendí de Amit Goswami. En el diálogo cuantico animamos a las personas a emplear su cerebro cuántico al responder a preguntas no con la primera respuesta que se le ocurre, sino inventando una respuesta original. La primera respuesta generalmente es un reflejo de la memoria y es controlada por el cerebro clasico.

Casi todos confiamos en el cerebro clásico durante una conversación. Nuestro cerebro clsico geáneralmente funciona suave, rápida y confiablemente. Da respuestas socialmente aceptables a las preguntas. Nuestro cerebro cuántico a menudo funciona lentamente, es poco confiable y poco a poco produce ráfagas intermitentes y cortas de información, luego de largos períodos de silencio. La información es a menudo inaceptable socialmente y puede parecer que no corresponde al problema o pregunta encarados. Estas respuestas cuánticas pueden, de hecho, hacernos aparecer como raros y aun como dementes. Esta es la razón por la cual tantos adultos son renuentes a usar sus cerebros cuánticos.

Algunas personas tienen muchas dificultades con el diálogo cuántico. Esta dificultad refleja cuanto han bloqueado su cerebro cuántico. Luego de rechazar su primera respuesta clásica a una pregunta no pueden inventar una segunda respuesta. Pero todos pueden tener éxito si siguen intentándolo. Otras personas lo encuentran muy fácil. Este ejercicio generalmente hace que las personas tomen conciencia por primera vez de su cerebro cuántico y facilita la autopoiésis, la cual tiene lugar unas pocas horas después en nuestro experimento. En la niñez todos usamos nuestro cerebro cuántico muy seguido, pero a nivel inconsciente, y se nos olvida de adultos.

Producimos el Diálogo Cuántico haciendo que el octeto se siente en un círculo y que cada uno de los siete haga las preguntas que desee, uno por uno, a cada miembro del octeto. De esta manera, cada persona hace al menos una pregunta a cada uno de los otros siete y cada persona da al menos siete respuesta cuánticas. Repetimos el proceso tantas veces como sea necesario. Es esencial que cada persona deje a un lado la primera respuesta que se le ocurra y deliberadamente escoja como respuesta cuántica el pensamiento o imagen que se le aparezca enseguida, cualquiera que sea. La elección de rechazar la primera respuesta y confiar en el cerebro cuántico abre la conexión cuántica.

Hay cuatro maneras inocuas que conozco de abrir la conexión entre el cerebro clásico y el cuántico. Puede haber otras. Estas cuatro son las siguientes:

  • 1.El Diálogo Cuántico.
  • 2.Irse a dormir concentrándose en un problema difícil que no puede resolverse sin el cerebro cuántico y luego despertar con la solución - la cual normalmente aparece luego de un sueño aparentemente irrelevante que precede a la solución. La solución es la sintesis que llevamos a cabo inmediatemente después de despertar del sueño.
  • 3.Enfocar toda nuestra atención en resolver un problema difícil que requiere del empleo del cerebro cuántico, pero sin considerar ninguna recompensa por resolver el problema ni castigo por no resolverlo. Los castigos o recompensas extrínsecos son destructivos para el proceso creativo.
  • 4. Autopoiésis.

El Diálogo Cuántico es la forma menos creativa de abrir el cerebro cuántico sin daños, pero es la forma más sencilla de poner a una persona en contacto con su cerebro cuntico. Ayuda a ásincronizar los cerebros cuánticos del octeto. Las técnicas dos y tres, indicadas anteriormente son personales. Nuestra capacidad para emplear estas técnicas, aumenta individualmente al participar en la Transformación Creativa.

Octólogo Cuántico

La autopoiésis crea una experiencia creativa y colectiva, semejante a un sueo colñectivo, en el cual las personas se expresan tanto literal como metafrico para descróibir las percepciones, visiones y preguntas que se les ocurren. La autopoiésis es un octólogo cuántico coordinado y enfocado, en el cual los pensamientos cuánticos no son necesariamente los segundos pensamientos. Es una sincronización directa, en tiempo real (casi simultánea), de los cerebros cuánticos del octeto. Podemos distinguir los pensamientos cuánticos de los clásicos ya que estos últimos fluyen suave y rápidamente en largas frases que claramente reflejan nuestras memorias; mientras que los primeros son ráfagas cortas y enérgicas de información original, la cual nos sentimos fuertemente impulsados a comunicar a las otras personas del octeto. Estos son el tipo de pensamientos que rara vez tenemos, pero cuando los tenemos, generalmente los mantenemos secretos. El compartir en el tiempo real estos pensamientos es fundamental para la autopoiésis. Tiene mucho en común con una reunión de cuáqueros en donde todos los participantes tratan de hablar desde la "luz interna". La diferencia principal es que la autopoiésis es una forma mucho más integrada y completa de comunicacion de información cuántica.

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